Una vez mas, y hace mucho que empezaron a ser demasiadas, una nueva vida ha sido truncada por una panda de asesinos sin escrúpulos.
El empresario Ignacio Uria Mendizábal iba como todos los días a echar su partida al bar con su cuadrilla cuando dos hijos de puta, con pasamontañas en la cara le han descerrajado dos tiros y han acabado con su vida.
Esta vez su excusa era que ocupaba a varios de los 300 trabajadores de su empresa en la obra del Tren de Alta Velocidad. En plena crisis económica, cuando la mayoría de los trabajadores estamos envueltos en expedientes de regulación o de suspensión de empleo, los autollamados “defensores de la causa vasca” demuestran el apoyo que ejercen hacia la clase trabajadora que tanto dicen defender.
Como decía, esta vez la excusa ha sido el Tren de Alta Velocidad, de la misma manera que fue su condición de Ex concejal socialista en el caso de Isaías Carrasco, o la pertenencia a los cuerpos y fuerzas del estado en los casos de Juan Manuel Piñuel (Guardia Civil) y Luis Conde de La cruz (Militar). Eso solo por mencionar el año en curso, ya que si analizamos las causas que dicen defender podemos encontrarnos con todo tipo de patéticas excusas para justificar lo injustificable.
Resulta patético ver como estos asesinos se escudan en cualquier justificación para seguir manteniendo su comportamiento mafioso, aunque si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos son unos pobres desgraciados que se aferran a esto como única manera de destacar, ya que de otra manera la mediocridad seria su única esperanza en la vida, no seria de extrañar verlos convertirse perfectamente en Ultras de estadio de fútbol, esperando que llegaran sus iguales del equipo contrario para romperse la cabeza mutuamente.
El empresario Ignacio Uria Mendizábal iba como todos los días a echar su partida al bar con su cuadrilla cuando dos hijos de puta, con pasamontañas en la cara le han descerrajado dos tiros y han acabado con su vida.
Esta vez su excusa era que ocupaba a varios de los 300 trabajadores de su empresa en la obra del Tren de Alta Velocidad. En plena crisis económica, cuando la mayoría de los trabajadores estamos envueltos en expedientes de regulación o de suspensión de empleo, los autollamados “defensores de la causa vasca” demuestran el apoyo que ejercen hacia la clase trabajadora que tanto dicen defender.
Como decía, esta vez la excusa ha sido el Tren de Alta Velocidad, de la misma manera que fue su condición de Ex concejal socialista en el caso de Isaías Carrasco, o la pertenencia a los cuerpos y fuerzas del estado en los casos de Juan Manuel Piñuel (Guardia Civil) y Luis Conde de La cruz (Militar). Eso solo por mencionar el año en curso, ya que si analizamos las causas que dicen defender podemos encontrarnos con todo tipo de patéticas excusas para justificar lo injustificable.
Resulta patético ver como estos asesinos se escudan en cualquier justificación para seguir manteniendo su comportamiento mafioso, aunque si tenemos en cuenta que la mayoría de ellos son unos pobres desgraciados que se aferran a esto como única manera de destacar, ya que de otra manera la mediocridad seria su única esperanza en la vida, no seria de extrañar verlos convertirse perfectamente en Ultras de estadio de fútbol, esperando que llegaran sus iguales del equipo contrario para romperse la cabeza mutuamente.
Pero lo que resulta verdaderamente patético en esta sinrazón es ver como sus acólitos buscan retorcidas formulas para no condenar los atentados. Estos que día tras día en los Ayuntamientos, empresas y espacios públicos nos acusan de fascistas, torturadores, asesinos y demás cumplidos no tienen los cojones de enfrentarse a ETA y decirla que dejen de matar, que dejen de extorsionar, que se disuelvan de una puta vez y nos dejen a los vascos de bien progresar y convivir en Paz. A estos acólitos que hoy en Azpeitia no tenían valor para levantar la cabeza de la mesa y mirar a sus vecinos, a estos acólitos que exprimen el diccionario buscando formulas para intentar camuflar su cobardía, a ellos y a los que son como ellos en cada pueblo y en cada calle de este país les decimos: NO VAIS A PODER CON NOSOTROS, NO VAIS A PODER CON LA LIBERTAD NI CON EL PROGRESO, NO VAIS A PODER CON EL PUEBLO VASCO.
Hoy han matado un poco de todos nosotros, porque en un día como hoy todos somos un poco Ignacio Uria, pero como rezaba una pancarta: PERDED TODA ESPERANZA, ASESINAR NO OS SERVIRA DE NADA. Y eso se lo decimos sin pasamontañas en la cara.
1 comentario:
Comparto todo cuanto dices amigo ,somos muchos los que estamos hartos de esos "salbapatrias" , ni una sola oportunidad mas para ellos , son solo la punta de lanza de aquellos que crean una "Mitología Histórica" y una "Geografía Fantástica"y que consiguen hacérselas creer a demasiados.
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