viernes, 27 de febrero de 2009

Atentado en Lazkao

Frustración, ira, rabia, impotencia, tristeza, ansiedad, desolación…

Estos son algunos de los estados de ánimo que he experimentado en estos últimos días con todo lo que ha pasado en Lazkao. Como todos sabéis han reventado la sede que tan felices y orgullosos habíamos inaugurado hace apenas 20 días. La verdad es que no sabia muy bien como contarlo, y e intentado hacerlo de varias maneras, pero al final veía que los post eran interminables y tampoco es plan de ponerme aquí a contar al detalle lo ocurrido, porque no va a ningún lado, así que intentare resumir lo máximo posible aunque no prometo que sea corto. El torbellino de sentimientos, sensaciones y experiencias que han rodeado estos episodios ha sido inmenso y es difícil descartar unos para apuntar otros.

Casi dos horas pasaron desde que supe de la bomba hasta que estallo y salí de casa. Posiblemente dos de las horas más largas de mi vida. Llenas de tensión, incertidumbre y paseos arriba y abajo por el pasillo.
En el cordón de seguridad, pues rabia e impotencia. Los vecinos agolpados y expresando sus sentimientos y sus vivencias. Todas ellas igual de importantes, todas ellas igual dolorosas. Gritos y expresiones de rabia que cortan el aire como cuchillos a ninguna parte, porque no llegan a los autores del atentado. Llega el primer medio de comunicación y empiezan las primeras entrevistas. Ves la rabia, la desolación y la tristeza en las caras de tus vecinos y no sabes que decirles para intentar consolarles. Algunos solamente por la situación. Otros, según tienen sus viviendas mas próximas a la Casa del Pueblo van aumentando su preocupación por los efectos que la bomba a podido causar. Llegan los hijos de alguno de los vecinos, que no han podido ser desalojados porque era demasiado peligroso. La tensión aumenta porque quieren saber de sus padres, ya mayores, y la ertzaina les impide el paso.

Se levanta el primer cordón y llegamos al segundo, se pueden apreciar algunos daños en la fachada. El olor producido por la explosión inunda el ambiente y ya son más los vecinos y curiosos que se han acercado al lugar. También llegan los arrendatarios del bar y de nuevo las mismas sensaciones. Intentas tranquilizar a los que están mas nerviosos y consolar a los que ves llorar, pero tu mismo estas en un estado de animo difícil de definir. Tras hablar con el responsable del cordón nos acompaña para acercarnos y ver los daños. Según te vas acercando las sensaciones te inundan. Compruebas la fachada y ves las ventanas desencajadas y los huecos que antes ocupaban las persianas. Miras también la fachada de enfrente y ves lo mismo. Por primera vez podemos ver el interior y lo único que tienes son ganas de llorar. El bar esta destrozado y sigues temiendo que la estructura del edificio este dañada. Intento acercarme mas para ver el interior, pero la ertzaina me retira porque puedo entorpecer la labor del equipo de rastros que esta por llegar así que nos volvemos a retirar al cordón y allí intentamos describir a los vecinos lo que hemos visto, pero no consigues tranquilizarlos y vuelven las lagrimas y la frustración.
El segundo cordón va a tardar horas en levantarse. Ya han llegado muchos medios y te empiezan a acosar para que hagas declaraciones, pero aun no estas preparado. Sabes que allí no haces nada, pero te resistes a irte a casa, porque no vas a poder desconectar de la calle, así sigues allí. A eso de las siete, al final, decido irme a casa a darme una ducha y desayunar algo. La ducha te tranquiliza un poco y tienes unos minutos para intentar ordenar las ideas.
El día es una autentica montaña rusa. Hacemos varias declaraciones y recibes a todos los vecinos y compañeros que se acercan para acompañarnos. El teléfono no para de sonar, todo el mundo quiere mostrarte su apoyo y lo agradeces como si te estuvieran dando la vida, pero cada llamada te hace recordar lo ocurrido y hay momentos en los que tienes que parar para no ponerte a llorar. Los sms y los correos se suceden uno tras otro y resulta imposible contestarlos.

Al dar las 11:45 voy para el Ayuntamiento. A las 12 tenemos junta de portavoces y tras unas pequeñas correcciones aprobamos por unanimidad un documento de condena y una llamada para la concentración del día siguiente.
Tras esto dedicas el resto del día a ir y venir, comprobando primero que se limpia la calzada, luego que se empiezen a evaluar los daños y por ultimo que se cierran con paneles los huecos de ventana que han sido dañados por la explosión. Todo esto mientras sigues colgado al teléfono y eso si, rodeado de amigos que no te dejan solo y que te dan su aliento y su apoyo. Al final del día, en casa, estas tan agotado que casi no tienes ni fuerza para pensar, así que tras una dosis de calmantes me meto en la cama a esperar el día siguiente.

El martes voy a trabajar y de nuevo los compañeros te intentan levantar el animo, A las 11 salgo para acudir a la concentración. Han venido muchos vecinos y compañeros y resulta reconfortante. Tras la concentración volvemos a la sede porque Patxi quiere ver los daños y allí empieza de nuevo la locura. Nos avisan que alguien ha entrado con una porra a la herriko de Lazkao y la ha destrozado, así que vuelve la tensión, ¿Qué ha pasado? ¿Quién ha sido? Las noticias son confusas y se barajan varios nombres que se van descartando conforme pasan los minutos. Intentas averiguar que ha pasado y descubres que ha sido el vecino. De nuevo el torbellino de sentimientos, pero esta vez mas acentuado, sobre todo la tristeza, porque eres consciente de las consecuencias de ese acto. La preocupación y la tristeza te embargan y casi no puedes reprimir las ganas de llorar.
Por suerte ha desaparecido. Nadie sabe donde esta y es mejor así, pero los medios de comunicación se vuelven aun mas carroñeros. Sacan su imagen en todos lados, su nombre completo e intentan averiguar donde esta, quien es y quienes son sus padres y todo el pueblo sufre un placaje impresionante por averiguar todo lo posible. Y hay es cuando te das cuenta de en que sociedad vivimos. ¿Pero alguien se preocupa por el? ¿Pero alguien piensa en mañana o pasado, cuando tenga que volver a su casa o trabajo? ¿Alguien se preocupa por su familia, por lo que están pasando? No, se acogen al derecho de información para desbaratar toda una vida por unos minutos de contenido en un informativo o en un programa cualquiera que lo mismo habla de ello que de recetas de cocina en un restaurante en cualquier pueblo.

Permitirme un par de reflexiones finales.

Primera, dicen que ha sido un atentado sin victimas, pero creo sinceramente que no. Aparte de los daños morales y psicológicos que han causado a todos los vecinos creo que si ha habido una victima, creo que esa victima ha sido E.G., porque la bomba de ETA quizás no le haya causado heridas físicas, pero la reacción que ha tenido debido al daño moral le ha marcado para toda la vida poniéndole en el punto de mira de ETA y todo su entorno.

Segundo, condeno el atentado de ETA contra nuestra sede, de la misma manera que condeno la acción de E.G. aunque evidentemente no las pongo en el mismo nivel, pero condeno mucho mas la actuación de los medios de comunicación a la hora de tratar todo el caso. Muchos se han hecho eco de los carteles que se han puesto por todo el pueblo, pero nadie ha hecho mención a que los primeros que han estado publicando la cara de este vecino, no solo en este pueblo sino en todo el país han sido ellos y su actitud morbosa a la hora de tratar este suceso. O es que acaso no os habéis preguntado de donde ha salido esa foto? Pues yo os lo diré, esa foto ha salido porque los medios de comunicación han estado repitiendo las imágenes del incidente una y otra vez hasta hacer que todos le podamos reconocer si nos lo cruzamos por la calle.

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